La del feminismo

Hola, querida Isabel:

Hoy has incendiado las redes sociales (siempre he querido usar esta expresión) con tu tuit sobre el feminismo:

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Érase una mujer a una puerta pegada

Lo primero que pensé es que habían cambiado la definición de feminismo y yo con estos pelos. La verdad es que me quedé más tranquilo cuando comprobé en Wikipedia que no, que el feminismo sigue siendo un conjunto heterogéneo de movimientos políticos, culturales, económicos y sociales que tiene como objetivo la búsqueda de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

Me gustaría comentarte, querida Isabel, que ese feminismo que estás menospreciando es el que ha hecho posible que puedas decir libre y públicamente lo que te salga del bolo. Ese mismo feminismo que estás menospreciando también consiguió el derecho al voto que usarás el próximo día 28 de abril, posiblemente para votar a un partido que tiene intenciones de aliarse con otro partido que pretende quitarte otro derecho que tienes gracias a ese feminismo que estás menospreciando: el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

Gracias a ese feminismo que estás menospreciando, querida Isabel, puedes estudiar, trabajar, abrir una cuenta corriente o pedir un préstamo sin necesidad de que tu marido te dé permiso. Es más: gracias a ese feminismo que estás menospreciando no te hace falta tener un marido para nada.

Ese feminismo que estás menospreciando, querida Isabel, ha ayudado a que se promulguen leyes contra la violencia machista para proteger a todas esas mujeres a las que, por desgracia, se les ha cruzado en la vida un gañán que se cree mejor que ellas, que no las respeta ni las valora, sino que las humilla y las veja porque sí, porque le viene en gana.

Por eso me gustaría, querida Isabel, que te informases sobre feminismo antes de decidir si quieres ser feminista o no. Cuando vas a comer a un restaurante no pides un plato sin antes saber qué lleva, ¿no? Pues aplica la misma lógica, querida.